El día 16 de diciembre del año 2010, la PGR emitió un comunicado en el cual afirmaba que la guerra contra el narcotráfico en México había dejado 30 mil 196 muertes en los últimos cuatro años, de las cuales 12 mil 456 ocurrieron entre enero y el 30 de noviembre de 2010, esta última cifra representa el 40% del total de muertes violentas ligadas al narcotráfico ocurridas durante el sexenio Calderonista.
Ese mismo día, el párroco Alejando Soladine encargado de la Casa del Migrante "Hermanos en el camino", denunciaba el secuestro de por lo menos 50 migrantes centroamericanos en la comunidad de Chauites Oaxaca, acción ejecutada por miembros del crimen organizado, quienes subieron a los vagones, golpearon a los migrantes y posteriormente se llevaron a todos los que hacían el viaje. Por la noche, la activista mexicana Marisela Escobedo Ortiz fue asesinada a las puertas del palacio de gobierno del estado de Chihuahua cuando pedía justicia por el asesinato de su hija Rubí Marisol Frayre Escobedo ocurrido en agosto del año 2008. Un día después, la Secretaria de Seguridad Pública anunciaba la fuga masiva de por lo menos 153 reos de un penal en Nuevo Laredo Tamaulipas.
El 20 de diciembre mientras los pobladores de San Martin Texmelucan despertaban con un infierno en sus hogares producto de una explosión en un ducto de PEMEX, la atención mediática fue centrada en la “liberación” de Diego Fernández de Cevallos que aparecía a la luz pública después de 7 meses de cautiverio, esta nota que fue difundida por Televisa, fue utilizada para tratar de desviar la atención pública y mermar las protestas que surgieron ante los hechos que habían ocurrido los días anteriores.
Solo la proclama de justicia hecha por diversos organismos de derechos humanos y organizaciones sociales, pudieron mantener vigente la información apoyándose de la labor ejercida por diversos medios alternativos, quienes en un ejercicio de plana conciencia se unieron a esta proclama de justicia y alzaron la voz. Esto obligo a los grandes medios a brindar nuevos espacios para intentar dar una explicación ante la gravedad de tales hechos, sin embargo, el embate mediático orquestado desde las grande copulas de poder había rendido ya sus frutos y la opinión pública se encontraba enturbiada y confundida.
La actividad registrada en las redes sociales durante esos días daba cuenta de este hecho, en twitter rápidamente subió a los primeros peldaños el hashtag de #diegofernadez en el cual se podían encontrar chistes, comparaciones e incluso ofensas directas dirigidas al jefe diego, lo cual se traducía en una violencia y agresión generalizada en ese solo espacio en la red. Al mismo tiempo los hashtag de #mariselaescobedo y #texmelucan poco a poco perdían terreno.
En Facebook la gente desboco en burlas y chistes de la foto del Jefe Diego, la cual había sido modificada para disfrazarlo con un atuendo de Santa Clos, durante varias horas los usuarios de esta red tradujeron mucha de su rabia e ira en ofensas y violencia verbal en contra este político mexicano. La violencia ejercida por las “autoridades” y el crimen organizado en contra la población civil se traducía en esos momentos en agresiones contra todo lo que ostentara un poco de poder.
Sin embargo, a pesar de la legitimidad de tal rabia, estas acciones poco apoyaban la proclama de justicia de los pobladores de Texmelucan o de la familia de Marisela Escobedo, fueron pocas las personas que se detuvieron a pensar en la magnitud de las cifras difundidas por la PGR, y es que la pérdida de vidas humanas que ha dejado esta guerra supera 6.6 veces las ocurridas en la Guerra de Iraq y en 23.5 más las desapariciones en Afganistán desde 2001.
La agresión y la violencia es ahora la respuesta del ciudadano de a pie ante la ineptitud del gobierno, es él ciudadano que no pidió esta guerra, que está cansado de la corrupción y del abuso del poder, estos hechos y estas cifras ya no lo impresionan, es su pan de cada día, él está cansado, está enojado y siente miedo, miedo que lo paraliza.
ALUCINANDO: El 27 de diciembre el secretario de la Defensa Nacional, general Guillermo Galván Galván declaro que la participación del Ejército en el combate contra las drogas llevará entre 7 y 10 años más, esperemos que el secretario esté preparado para la posibilidad de un estallido social violento y masivo de una sociedad que no aguanta más violencia.

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