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jueves, 23 de junio de 2011

La Masacre de San Juan: los gringos, la dictadura y el movimiento popular en Bolivia

 
La Revolución de 1952: momento de la caída.
 
La revolución de 1952 en Bolivia,  que había nacido en las barricadas y fusiles empuñados por obreros y pueblo en general, finalmente seguía el camino que la historia tomó en 1964, cuando el general René Barrientos Ortuño, anunciando una "restauración" para el país, encabezó un golpe de estado, dando inicio a la persecución sistemática de las organizaciones obreras y populares opuestas a su gobierno.
 
Fue un camino escabroso: la caída de las banderas de la revolución de abril -no solo por el hecho de un golpe de estado- sino por las contradicciones internas y sus tempranas claudicaciones[i]. La intromisión gringa era sin duda evidente, ya, de hecho, el golpe de noviembre del 64, fue apoyado por personeros militares de Estados Unidos. Edward Fox, en esa época director de la CÍA mantenía una estrecha "relación de amistad" con Barrientos, al igual que Curtis Le May, comandante de las Fuerzas Armadas norteamericanas[ii].  La de Fox, resultó ser  una amistad bastante benéfica para Barrientos, le valió apoyo para el despliegue de su campaña política. Tarateño, carismático hablante del quechua, el nuevo protegido de los norteamericanos, apoyó desde 1960 el "Plan de Acción Cívica", en una reunión organizada en aquel año por las Fuerzas Armadas de Estados Unidos[iii].


La Masacre de San Juan se inscribe en este momento de la historia del país, cuando el dictador novembrista, encarnó de alguna manera la forma una de las formas que tienen los militares y la oligarquía de  hacer  política en Bolivia. Desde ese lado de la vereda, la historia resultaría vergonzosa si es que ésta se construyera solo a partir de personajes como Melgarejo, Barrientos o Natusch Busch. Lo cierto es que desde 1964 y durante todo el ciclo de dictaduras, hasta pasar toda la década de los 90, la intromisión yankee jugó un papel preponderante, con la aquiescencia y participación activa de la oligarquía y sectores dominantes, tanto en la expoliación y entrega de recursos naturales, enriquecimiento de unos cuantos, así  como en la complicidad de la represión hacia el movimiento obrero-minero, fabril, o indígena. .
 
La noche de San Juan en Catavi y Siglo XX (1967)

 
A más de cuatro mil metros de altura, están enclavados en medio de las pampas y cerros del altiplano, los campamentos mineros de Catavi y Siglo XX, ?Hay que conocer un campamento minero en Bolivia para descubrir cuanto puede resistir el hombre?, afirmó Almaraz en su descripción de lo que el denominó ?Los cementerios mineros?, efectivamente, allí donde los trabajadores mineros y las mujeres palliris sustentaron la economía boliviana durante casi todo el siglo XX, donde la esperanza de vida llegaba a los 40 años ?ya sea por la silicosis ("el mal de mina"), o por los accidentes laborales- se construyeron los núcleos de la resistencia y movilización obrera más potente en el país, con todos sus altibajos y  tiempos de emergencia.
 
Para que la "restauración" barrientista se efectivizase, siguiendo tanto la lógica contundente de los dólares estadounidenses -que llegaban con el falaz rótulo de  "ayuda" y "cooperación"-,  como la de sus propias ambiciones,  tenía que acabar con la oposición mantenida desde el eje obrero y popular. Los primeros días después del golpe, Barrientos había ido hasta los centros mineros como parte de su campaña de popularidad,  poco después, en 1965, inició la acometida contra los sindicatos mineros, decretando una rebaja salarial y ordenando incursiones militares hasta los campamentos. Hasta 1967, tanto los sindicatos de Catavi, Siglo XX y otros habían iniciado protestas y una lenta re articulación del movimiento minero, a través de asambleas y ampliados.
 
Aquel año, uno de los más sangrientos asaltos militares y masacre a los trabajadores mineros, fue la expresión sintética y terrible del  carácter del régimen de gobierno,  y en general de  la índole de la política estatal de esta época: entreguista, represora y sombría si se quiere ver la  firma del Pacto Militar Campesino y la venta de los recursos hidrocarburíferos a empresas extranjeras como la Gulf Oil;  y turbulenta, cuando recordamos  la presencia de la guerrilla del Che Guevara en Bolivia, de la muerte de éste en la Higuera aquel mismo 67.
 
La noche de San Juan de Catavi y Siglo XX, vio  la llegada sigilosa de las tropas del ejército, quienes  aprovechando el   festejo de aquel día realizado alrededor de las fogatas, rodearon el campamento, cortaron el suministro de luz eléctrica y comenzaron a disparar ráfagas de metralleta, y morteros, que asesinaron gente, mujeres, hombres y niños,  fuera y dentro de las casas. En el asalto el dirigente minero Rosendo García Maisman fue ultimado en la sede del Sindicato, donde había tratado de resistir solo, con un arma en la mano, el avance del ejército. El escritor Víctor Montoya, quien vivió la masacre describe:
 
"La matanza duró varias horas bajo el sol del 24 de junio. Los muertos se desangraban junto a las cenizas de las fogatas y los heridos acudían al hospital, mientras las madres, aterradas por los disparos y los gritos, intentaban calmar el miedo y el llanto de sus hijos. En medio del caos y el espanto, no faltaron los hombres que, en un intento desesperado por defenderse, se armaron de dinamitas y capturaron a algunos soldados, a quienes les despojaron de sus uniformes y les quitaron sus armas"[iv]
 
Estos fueron  los crueles  resultados del "Sistema de Mayo"[v], del "Plan de Acción Cívica",  impuestos sobre los más de 27 cadáveres de las victimas de la Masacre de San Juan depositados en la morgue del Hospital de Catavi[vi].
 
Una   mirada desde el polo popular.
 
Es el aniversario número 40 después de estos hechos, ¿por qué insistir, cada año, porfiadamente, en recordar estos sucesos?. Habíamos dicho que la historia sería vergonzosa si se desarrollase exclusivamente alrededor de déspotas, dictadores, oligarquías, entregas,  abdicaciones, servilismo o colonialismo, sin embargo desde la mirada al polo de organización y reorganización obrera, de los trabajadores, del movimeinto indígeno-campesino, etc.,  se escribió y escribe  algo distinto. 

Ciertamente, desde la visión de lo "nacional", la revolución y sus postulados principales se perdieron en medio de las  capitulaciones de los gobiernos que tomaron en sus manos el estado post 52, hasta llegar 1964. De otro lado, si partimos de la mirada que privilegia los horizontes de lo que puede considerarse como lo nacional-popular, se plantea  ver la Masacre de San Juan tanto como recordatorio y homenaje a l@s caíd@s , y  como un desafío, vigente aún hasta hoy, a lo largo de  todo el recorrido insumiso del pueblo boliviano. Marca el re-pensar los acontecimientos desde abajo, aquellos años, desde socavón adentro, donde se organizó la resistencia a la política barrientista y posteriores golpes de estado hasta el gobierno de Paz Estenssoro el 85.  Luego, desde la dinámica interna que se sucedió durante  la diáspora obrera iniciada desde la relocalización y  las posteriores  transformaciones durante la era de un   neoliberalismo aparentemente  triunfante,  y la forma en
 que se labraron las luchas  del ciclo 2000 ? 2005. Finalmente,  lo que aconteció  en Huanuni en octubre del 2006, o los enfrentamientos de Cochabamba en enero de este año.  
La Masacre de la noche de San Juan  evidenció  una de las maneras de estructuración del poder, del estado colonial, del gobierno y sus "roscas", las cuales  seguirían su curso hasta llegar al "banzerato", la dictadura garcíamesista, los años de la "democracia pactada" y de su crisis en las primeras rebeliones de inicios de este nuevo siglo. Algunos elementos   retornan tenazmente a lo actual, por tanto 1967 en Catavi y Siglo XX,  también permiten reflexionar y discutir  sobre  la trayectoria de participación y movilización , en  todos sus momentos tanto de debacle  como en los momentos en los que  se manifiesta la capacidad de rearticulación y respuesta del pueblo boliviano, como  proyectos y  potencias de cambio y transformación social.


[i] De hecho, pocos tiempo después de 1952,  se dictaminó el Código del Petróleo, se aceptó ?Alianza para el Progreso? a través del financiamiento de USAID, luego se impuso el Plan Eder de estabilización monetaria, entre otras medidas de este corte.
[ii] Ver: ZAVALETA, René, La caída del MNR y la conjuración de Noviembre, Los Amigos del Libro, Bolivia, 1995 y ALMARAZ, Sergio, Réquiem para una República, s.e.,  Bolivia, s.f.
[iii] ZAVALETA, René,  50 años de Historia, Los Amigos del Libro, Bolivia, 1992.

[iv] MONTOYA, Víctor, La masacre de San Juan, en Bolpress.
[v] Así se llamó a toda una serie de políticas que concedieron la explotación de recursos, primero mineralógicos, a empresas  de laminería ?mediana?, vinculadas a capital extranjero, con los decretos de mayo del 65, poniendo en vigencia un nuevo Código de Minería. (ALMARAZ, op.cit.)
[vi] Gregorio Iriarte a esa sazón, director de la Radio Pío XII, testigo ocular de los hechos narrados,  testimonia la incursión por parte de las tropas del ejército al campamento minero, la toma de la sede sindical, la muerte del Teniente Siqueiros durante la  defensa que realizó García Maisman  de la sede de su sindicato, la muerte de éste último a manos de los militares, los numerosos heridos, así como   la existencia  de  26 cadáveres en el Hospital de Catavi,  número oficialmente aceptado por el gobierno. La prensa registraría  muchos más fallecidos durante la Masacre de San Juan.  (IRIARTE, Gregorio,   Los mineros, Puerta del Sol, Bolivia, 1982)

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